Diamantes Sintéticos Cultivados en Laboratorios

Transparente y brillante, símbolo de estatus y poder desde tiempos inmemoriales, el diamante es el mineral más duro del planeta y el mejor conductor térmico. Más allá de sus cualidades físicas, pocos objetos tienen el poder de fascinación que ejerce en el ser humano.

Esta piedra preciosa generada hace millones de años en el interior de la Tierra.

DeBeers, Alrosa, Rio Tinto y las demás compañías que dominan el mercado se las prometían muy felices. Pero ahora este negocio se enfrenta a un desafío aún mayor: el boom de los diamantes cultivados en laboratorio. Con las mismas propiedades ópticas, físicas y químicas que los naturales, su despegue pone en riesgo un negocio que mueve 75.000 millones de euros al año.

Historia del diamante cultivado y métodos de síntesis

El diamante sintético fue obtenido por primera vez en el año 1954 por General Electric. Utilizando un método basado en la cristalización del carbono en diamante a altas presiones y temperaturas. En este método se utilizan presiones de 50-60 kbar y temperaturas de 1300 a 1600ºC. Correspondientes a las condiciones de formación del diamante en el manto terrestre, a profundidades de unos 200 km.

El método se conoce como HPHT (de inglés High Pressure High Temperature). Este método se convirtió rápidamente en la principal fuente de diamantes sintéticos industriales.

La obtención de grandes cristales por este método es mucho más complicada y costosa. No obstante, en el año 1970 fueron obtenidos también los primeros cristales de diamante sintético HPHT calidad gema de hasta un quilate de peso.

Los primeros diamantes sintéticos calidad gema eran mucho más caros que los naturales. Posteriores avances tecnológicos permitieron abaratar los costes, a mediados de los años 1990 aparecieron primeras empresas que comercializan el diamante sintético HPHT de calidad gema.

Otro método de síntesis de diamantes no requiere presiones y temperaturas tan elevadas. Se trata de un método de deposición de vapor químico o CVD, de Chemical Vapor Deposition en inglés.

En este caso se utiliza el gas metano como fuente de carbono, que se mezcla con hidrógeno y se ioniza mediante el plasma. Los iones de carbono se depositan sobre una superficie creando una capa muy fina de diamante.

Cuidando el medio ambiente

Científicos han perfeccionado el proceso con el que se reproducen las condiciones climatológicas en las que los diamantes crecen naturalmente hasta alcanzar los parámetros de calidad, de color y pureza.

Inclusive superiores a las piedras formadas por procesos geológicos y extraídas a través de métodos tradicionales que tanto debate han generado por comprometer al medio ambiente y la integridad de las comunidades inmersas en esta actividad.

Las preocupaciones por el medio ambiente y las prácticas de la industria minera han hecho que los joyeros busquen alternativas a los diamantes naturales.

Además del alto consumo de recursos que supone la extracción del duro mineral, es una actividad que a menudo implica prácticas de explotación laboral en las regiones donde se lleva a cabo.

El diamante cultivado en el mercado

La industria de los diamantes cultivados en laboratorio está tomando cada vez más impulso dentro del mercado global. Los principales factores que influyen en este crecimiento son las regulaciones ambientales establecidas por diferentes países en cuanto a la extracción de diamantes naturales. Esto se suma a la alta demanda de estos productos por parte de varias industrias, entre ellas la electrónica y la industria de creación de diamantes a partir de cenizas.

Hace años, un diamante cultivado de laboratorio costaba un poco menos que uno natural. Hoy cuesta mucho menos. De hecho, mucho menos. Según los expertos de la industria, un diamante de calidad media cultivado en un laboratorio cuesta ahora un 40% menos que uno natural.

Hace dos años el descuento era solo del 18%. Además, De Beers también está a punto de ofrecer diamantes cultivados en laboratorio producidos en masa, casi como si fueran cristales de Swarovski, con un descuento de casi el 90% en comparación con los diamantes naturales.

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