
Tal vez recuerdes la tabla periódica de tus clases de química en la escuela secundaria.
Los seres humanos siempre hemos estado tentados a encontrar una explicación a la complejidad de la materia que nos rodea. Al principio se pensaba que los elementos de toda materia se resumían al agua, tierra, fuego y aire. Al cabo del tiempo y gracias a la mejora de las técnicas de experimentación, descubrieron que la materia es más compleja de lo que parece.
La tabla periódica es un cuadro que presenta todos los elementos químicos que existen ordenados según sus propiedades físicas. Diseñada por el químico ruso Dimitri Mendeléiev en 1869, considerado como el descubrimiento más importante de la química. Esta compleja ordenación de los elementos permitió predecir el descubrimiento de nuevos elementos y permitió realizar investigaciones teóricas sobre estructuras desconocidas hasta el momento.
Actualmente, la tabla periódica se compone de 118 elementos distribuidos en 7 filas horizontales llamadas periodos y 18 columnas verticales, conocidas como grupos. El químico ruso Dimitri Mendeléiev, no se premió con el Nobel, por lo que se considera una de las contribuciones capitales en la historia de la química. A cambio, en 1955 recibió el honor de prestar su nombre al mendelevio (Md), el elemento químico de número atómico 101 en la tabla periódica.
Como nace la Tabla Periódica

Comienza en la antigüedad, con los presocráticos y los elementos agua, fuego, aire y tierra, pasamos por Platón y Aristóteles quien añade a estos el éter al que llamó quintaesencia, para llegar a la Alquimia con su gran representante Paracelso, la transmutación y la teoría azufre-mercurio. Se añade un nuevo elemento, la sal y se descubre el zinc.
Durante el siglo XIX, los químicos comenzaron a clasificar los elementos conocidos de acuerdo con similitudes en sus propiedades físicas y químicas.
Entre 1817 y 1829, el químico alemán Johan Dobereiner clasificó a algunos elementos en grupos de tres denominados tríadas, ya que tenían propiedades químicas similares. Por ejemplo:, en la tríada cloro (Cl), bromo (Br) y yodo (I) notó que la masa atómica de Br estaba muy próxima al promedio de la masa de Cl e I.
Desafortunadamente, no todos los elementos se agrupaban en tríadas y sus esfuerzos fallaron para proponer una clasificación de los elementos.
En 1862 Chancourtois, geólogo francés, pone en evidencia una cierta periodicidad entre los elementos de la tabla. En 1864 Chancourtois y Newlands, químico inglés, anuncian la Ley de las octavas: las propiedades se repiten cada ocho elementos. Pero esta ley no puede aplicarse a los elementos más allá del Calcio. Esta clasificación fue insuficiente, pero la tabla periódica comenzaba a ser diseñada.
Paso a la tabla moderna
A mediados del siglo XIX ya se conocían 63 elementos, pero los químicos no se ponían de acuerdo sobre la terminología y cómo ordenarlos. Para resolver estas cuestiones se organizó en 1860 el primer Congreso Internacional de Químicos en Karlsruhe, en Alemania, una reunión que resultaría trascendental.

Allí el italiano Stanislao Cannizzaro estableció de forma clara el concepto de peso atómico-masa atómica relativa de un elemento-, en el que se inspirarían tres jóvenes participantes en el congreso -William Odling, Julius Lothar Meyer y Dimitri Ivánovich Mendeléiev para crear las primeras tablas.
En 1869, el químico ruso Dimitri Mendeleev publicó su primera tabla periódica de los elementos organizada en orden creciente de masa atómica. Al mismo tiempo, Lothar Meyer, químico alemán, publicó su tabla propia periódica con los elementos ordenados de menor a mayor masa atómica. Mendeleev organizó su tabla en filas horizontales dejando espacios vacíos donde debían incorporar algunos elementos que aún no habían sido descubiertos.
La de Mendeléiev fue la más rompedora al hacer predicciones y dejar huecos de elementos que se descubrirían después, como el galio (1875), el escandio (1879), el germanio (1887) y el tecnecio (1937). En 1913, un químico inglés, Henry Moseley, mediante estudios de rayos X, determinó la carga nuclear (número atómico) de los elementos, reagrupándolos en orden creciente de número atómico, tal como la conocemos hoy.

Funciones de la tabla periódica
La tabla periódica proporciona un marco útil para analizar el comportamiento químico y es ampliamente utilizada en química y otras ciencias.
La tabla periódica de los elementos muestra los elementos de la naturaleza según su número atómico y sus propiedades químicas. Es enormemente útil para ver las relaciones entre las propiedades de los elementos o predecir propiedades de elementos todavía no sintetizados o descubiertos.
Próximos elementos en la tabla periódica
La ciencia está actualmente trabajando en la síntesis de nuevos elementos, y con ellos abriendo un nuevo grupo y periodo. Un equipo de científicos japoneses se ha embarcado recientemente en un proyecto tan fascinante como complejo: se trata de la búsqueda del elemento 119 de la tabla periódica.
En 2016, esta tabla presentada por el químico ruso Dimitri Mendeléiev en 1869 sumó cuatro nuevos elementos: el 113 (nihonio), el 115 (moscovio), el 117 (téneso) y el 118 (oganesón) Y, ahora, el físico Hideto Enyo y su equipo quieren inaugurar la octava fila de la tabla con el elemento llamado —hasta ahora— ununenio (uno uno nueve, en latín), siendo este un metal alcalino y que nadie hasta la fecha ha visto o logrado crear.
A partir de estos nuevos elementos, se agregaría un nuevo bloque de elementos al que denominarían Superactínido, y están conformados desde el Unbiunio (121) hasta el Unpenttrium (151).
La teoría de los superactínidos la sugirió Glenn Theodore Seaborg, quien logró el Premio Nobel en 1951 en apartado de Química. Los superactínidos tendrían una vida media extremadamente corta, aunque el elemento 126 estaría dentro de una hipotética isla de estabilidad. No está claro si elementos más pesados que este podrían existir.
