La alquimia es una antigua disciplina filosófica y forma de pensamiento especulativo, de tipo protocientífico. Entre los intereses de la alquimia figuraban las disciplinas modernas: la química, la metalurgia, la física, la medicina, la semiótica, el misticismo y el arte.

La química es hija de la alquimia la cual es una proto-ciencia que combina no solo la química, sino además la filosofía, la astrología, la hechicería; los alquimistas persiguen fines de tipo espiritual y sicológico y aun místico combinando todos los elementos anteriores.
Historia y Origen
El término alquimia tiene dos orígenes aceptados. En el vocablo griego “chemia” el cual hacía referencia a la “mezcla de líquidos” y en el término árabe “alkímya”.
La teoría más aceptada es que la alquimia tuvo su origen en el antiguo Egipto, ya que era una ciencia aceptada y practicada por la clase sacerdotal. Se piensa que el alquimista más antiguo fue el faraón Keops quien además es el autor del primer tratado sobre alquimia.
Si bien se sabe que ya la practicaban en el Antiguo Egipto, en Persia, Mesopotamia, la India y en China. Más tarde llegaría a Grecia y Roma, donde se fundarían escuelas por más de 2.500 años.
A partir de las Primeras Cruzadas la alquimia llega a Europa, vinculada al esoterismo y al hermetismo, una disciplina fundada por el legendario Hermes Trimegisto, autor de «La Tabla de Esmeralda», cuyo lema principal reza: «Las cosas son iguales arriba y abajo, adentro y afuera».
La alquimia se encontraba íntimamente vinculada con la astrología, el hombre antiguo buscaba una correlación entre los asuntos de la tierra y los del cielo, aspirando a manipularlos para su propio beneficio.
Era a la vez una disciplina protocientífica y una disciplina espiritual.
El anhelado elixir de la vida eterna y la transmutación de metales viles en oro, han sido los objetivos principales de esta técnica antigua. Y todavía son más escasos los testimonios que han dejado constancia de la existencia de estas personas, consideradas en pleno siglo XXI como personajes semi-legendarios.
Alquimia y química
Esta disciplina cobró un enorme auge durante la Edad Media, siendo alquimistas de renombre Paracelso, Raimundo Lullio y Nicolás Flamel, entre otros. Llegando hasta el siglo XX con Fulcanelli, autor de «Las Moradas Filosofales», un auténtico tratado de alquimia.
De hecho, en el siglo XVII la alquimia era considerada una ciencia más o menos seria. Pensadores de la talla de Isaac Newton dedicaron enormes porciones de su tiempo a su estudio, así como otros de los primeros científicos occidentales.
Podría decirse que la química nació de los apéndices de la alquimia tradicional, gracias a su reinterpretación a manos del racionalismo. Así, se lograron resultados mucho más exitosos mediante la aplicación del método científico, que insistiendo en la antigua tradición hermética.
Con el nacimiento de la química, la alquimia fue relegada a un rincón de la historia de la ciencia, o de la historia del pensamiento. Sin embargo, pasó todavía más de un siglo antes de que la separación formal de ambos nombres tuviera lugar, pues hasta entonces fueron prácticamente sinónimos.
La Actualidad de la Alquimia
La alquimia aún se practica en varios lugares del mundo, no avanzó, se quedó para usos de magia, esotéricos, hechizos, principalmente por chamanes y guías espirituales de tribus, grupos étnicos.
La química se basa en la alquimia, y se separa a partir de las demostraciones científicas de Lavoisier, Bacon, Robert Boyle y Dalton, donde ya hay leyes químicas, y demostraciones de que el oro, es un elemento, no tiene más elementos dentro de sí.
Pese a que la industria química a gran escalada nace a mediados del siglo XVIII, existen muchos procesos cuyo origen está en la Antigüedad. Y que esta época lo único que ha hecho es perfeccionarlos. El paso de la alquimia a la química, es el inicio la ciencia como una disciplina definida por reglas, métodos conocidos, estudiados y aceptados, mientras que la alquimia los resguardaba en secreto sus prácticas.
En realidad, se trata de una escuela filosófica simbólica, que toma el recurso de la alegoría para establecer sus objetivos. Así, transformar el plomo en oro significa evolucionar al ser humano desde su primer estadio, natural, a otro espiritualmente superior.
De este modo, no debe tomarse de manera literal la posibilidad real de convertir plomo en oro, como de alcanzar la juventud eterna o la inmortalidad; es verdad que se ha escrito mucha literatura al respecto, pero no se trata de otra cosa que de mitos.
