La Historia del Termómetro

El Termómetro es un instrumento capacitado para medir la temperatura, ya sea corporal o ambiental. En su inicio, fueron fabricados aprovechando el fenómeno de la dilatación, haciendo que con las altas temperaturas, el estiramiento del material fuese fácilmente detectable. La sustancia más utilizada por aquel entonces era el mercurio, encerrado en un tubo de vidrio con una escala graduada incorporada.

Data en la historia humana, cuya primera versión fue llamada termoscopioe inventada por el científico renacentista Galileo Galilei: consistía en un recipiente de vidrio que culminaba en una esfera cerrada, que debía ser sumergido boca abajo en una mezcla de alcohol y agua, dejando arriba la esfera. A medida que el líquido se calentaba, subía por el tubo.

TIPOS DE TERMOMETROS

El paso de los años y las mejoras tecnológicas, han dado lugar a diferentes termómetros que existen actualmente. Los más conocidos son:

  • Termómetro de mercurio. Aprovechando la enorme capacidad de dilatación del único metal líquido, estos termómetros se fabricaron durante siglos desde su invención en 1714 por el físico Fahrenheit. Son sumamente prácticos y exactos. Aún se emplean abundantemente, aunque en determinados países se prohibió su fabricación debido a que el mercurio, una vez superada la vida útil del termómetro, se convierte en un contaminante ambiental.
  • Pirómetros. Empleados en fundiciones y fábricas, en las que se requiere medir la temperatura exacta (muy alta), operan en base a diversos mecanismos: la captación de la radiación infrarroja, la distribución de la radiación térmica (en base al color), e incluso el efecto fotoeléctrico.
  • Termómetro de gas. Sometidos a una presión y volumen constante, ciertos gases se emplean en base a su capacidad de expansión al calentarse. Esto arroja resultados muy certeros y se emplean por eso para calibrar otros termómetros.
  • Termómetro de lámina bimetálica. Se constituye por dos láminas de metales que presentan coeficientes de dilatación diferentes, doblados de modo que el de mayor coeficiente quede en el interior. Así opera el sensor de temperatura en un termohigrógrafo.
  • Termómetros digitales. Operan en base a circuitos electrónicos y sensores especializados, capaces de medir pequeñas variaciones de tensión y traducirlas en dígitos dentro de una de las escalas de temperatura (o varias).
  • Termómetros clínicos. Se llama así a los termómetros especialmente usados en la medicina, para medir la temperatura del cuerpo. Suelen ser de vidrio (los de mercurio) o de plástico (los digitales).

HISTORIA DEL TERMOMETRO

Previamente al uso del mercurio, se utilizó alcohol, y fue Galileo Galilei, quien en 1610 creó un termómetro formado por un tubo de vidrio que finaliza en una esfera cerrada. El extremo abierto se sumergía boca abajo en una mezcla de alcohol con agua y al calentar el líquido, subía por el tubo hasta llegar a la esfera dependiendo de la temperatura.

En 1612, Santorio le asignó una escala numérica al primer termómetro clínico que tomaba la temperatura del paciente metiéndose en la boca.

Para el Gran Duque de Toscana se diseñó el primer termómetro sellado en el año 1641, que utilizaba alcohol y tenía marcas de grados, pero no utilizaba una marca estandarizada. Hasta el año 1714 no llega el primer termómetro moderno a manos del físico Fahrenheit, que fue el encargado de crear el termómetro de mercurio e introducir la escala de temperatura estándar que lleva su nombre hoy en día. Esta escala divide los puntos de congelación y ebullición de agua en 180 grados. En un principio, la temperatura del cuerpo humano era de 100º F, pero desde actualmente se ha ajustado a 98,6 º F.

El primer termómetro médico práctico que se utilizaba para tomar la temperatura de una persona, apareció a manos del médico inglés, Sir Thomas Allbutt en el año 1867. Este termómetro era de 6 pulgadas de longitud y tardaba 5 minutos en registrar la temperatura de un paciente.

El último avance es el termómetro de oído, inventado por Theodore Hannes Benzinger durante la Segunda Guerra mundial. A esta última versión, David Philips aportó una serie de mejoras, convirtiéndolo en un termómetro de oído infrarrojo en el año 1984.

EL PROBLEMA DEL MERCURIO EN EL TERMÓMETRO

Estos termómetros se utilizan para medir tanto la temperatura corporal como de otro material distinto. El mercurio que tienen dentro se dilata y contrae con los cambios de temperatura.

Este termómetro está capacitado para medir la temperatura del aire, sin que se el resultado se vea afectado por ningún objeto de su alrededor.

En 2007, estos modelos de termómetros fueron prohibidos en varios paices para su uso debido al envenenamiento por mercurio que se podría ocasionar si el objeto se rompiera accidentalmente.

El mercurio es un material tóxico que puede causar graves problemas si se inhalan grandes cantidades. Respirar este material puede producir desórdenes neurológicos y de comportamiento, como insomnio, pérdida de la memoria o dolores de cabeza.

Si todavía posees un termómetro de mercurio y se te rompe accidentalmente, debes tener en cuenta que para limpiarlo, tienes que utilizar unos guantes de goma o látex y recoger los pedazos de vidrio roto con cuidado. Cuando visualices las gotas de mercurio, utiliza un gotero para recogerlas y colocarlas sobre papel de cocina húmedo. Posteriormente, guarda el papel de cocina en una bolsa ziplock y ciérrala. Vuelve a la zona donde se ha roto el termómetro, y con un pincel con crema de afeitar en la parte superior, limpia la zona afectada para recoger aquellas gotas que no se ven pero que sí que están ahí. Una vez terminado, mete el pincel en la misma bolsa ziplock y etiquétala correctamente especificando “Contiene Mercurio”.

Ante todo, ¡evita tener contacto directo con el mercurio! ¡No lo toques con las manos sin protección!

Aprende mas del Termómetro Infrarrojo aquí

  Funciones y Usos del Termómetro Infrarrojo – Cislab


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